Iñaki Gabilondo
Cada mañana en 'Hoy por Hoy', la firma del periodista Iñaki Gabilondo
Iñaki Gabilondo reflexiona sobre lo que espera del mensaje navideño de Felipe VI.
La vacuna. La noticia más esperada del año comenzará a distribuirse dentro de cinco días. Pero no es la primera noticia del día porque se la come la tercera ola de la pandemia, que tampoco es la primera noticia del día porque se la come la lotería que tampoco aguanta.
Hasta hace poco, las fiestas navideñas duraban 15 días; las abrían los niños de San Ildefonso y las cerraban los Reyes Magos. Tenían un acento básicamente familiar. En las dos últimas décadas, con ese acento familiar como fondo y, sobre todo, como excusa, se han adelantado unas cuantas semanas y se han convertido en una delirante y agotadora apoteosis del consumo. Inacabables listas de regalos por compromiso, cenas de amigos, cenas de empresa, viajes. Los jóvenes han anticipado la gran francachela de la Nochevieja a la mismísima Nochebuena, día en el que no se había salido nunca. Y muchos niños tienen ración doble de juguetes con los Reyes Magos y Papá Noel.
Ignoro cuál pueda ser el efecto electoral de las disputas entre el PSOE y Unidos Podemos, y tampoco importa gran cosa, dado que las únicas elecciones que están en el horizonte son las catalanas de febrero. Y en ellas esa disputa es importante, sí, pero no determinante.
El caso Bateragune es un desenfoque de la realidad vivida en Euskadi en esos años se interpretó de forma absolutamente equivocada lo que estaba ocurriendo.
Tenemos dos exámenes inminentes, la Navidad y las vacunas. No es fácil aprobar el de la Navidad, que hemos decidido afrontar aflojando las restricciones, no como la bolivariana Angela Merkel. Y veremos si en el primer reparto de las vacunas, que tal vez se empiecen a administrar antes de Reyes, somos capaces de alcanzar el nivel de eficacia y coordinación que la situación requiere.
La única posibilidad de que el caso del rey emérito no afectara seriamente a la monarquía sería que el asunto acabará pronto. Sin embargo, no creo que sea esto lo que vaya a ocurrir.
Emociona la emoción de Angela Merkel, pero lo llamativo es que sorprendiera su temblor en la voz y su tristeza inocultable cuando daba cuenta de la altísima cifra de muertos por el coronavirus. Hablaba la frustración de la responsable, impotente ante la gravedad de los hechos, sí, pero con un punto de humanidad que no es frecuente en la escena pública.
Las evasivas, los tecnicismos, el lenguaje de madera... se han impuesto como idioma oficial de la política y por esa circunstancia termina teniendo un mismo tono monocorde la explicación de lo trascendente y de lo anecdótico. Como principal consecuencia de la letanía es que se hiela el efecto de cualquier comunicación. En el caso de la pandemia, por ejemplo, el recuento de infectados, hospitalizados y fallecidos ha adquirido un carácter administrativo y burocrático, lo que no facilita precisamente el mantenimiento de la alerta.
A su regreso, don Juan Carlos certificará su mayor fracaso: el hombre que simbolizó la unión de todos los españoles, convertido en manzana de la discordia
Ante la imposibilidad de pactar ni los mínimos de una reforma constitucional, recomiendo un pequeño ejercicio: imaginar que no existe la Constitución y calcular las consecuencias y los riesgos de este vacío.
En la lucha contra la pandemia, ¿cuál es el orden de prioridades?
Se llama patrioterismo al alarde excesivo o inoportuno de patriotismo. El kilómetro de bandera con bandas de luces en Madrid parece excesivo. Usarlo para engalanar la Navidad parece inoportuno.
No se está haciendo el énfasis adecuado en la trascendencia de este proceso de recuperación y en la oportunidad extraordinaria que nos brinda para dar un salto modernizador
Esperamos ver reflejado en los Presupuestos todo lo que hemos aprendido este año en esta materia. Sin regateos, sin que nadie escurra el bulto, con el apoyo de todos los grupos parlamentarios.
Frente al ignominioso escándalo de abandonar a 200 seres humanos en medio de las calles, como ocurrió anteayer, se puede recordar la ignominiosa deportación en 1996 de 136 inmigrantes drogados con haloperidol cuando Aznar dijo aquello de "teníamos un problema y lo hemos resuelto". Yo ya sé, pero no vale.
Esto es algo mucho más serio que una partida en el tablero de la demoscopia. Es un problema humano y político de primera magnitud y le toca al gobierno de Sánchez, y perdonen la ironía, y al de Pablo Iglesias también. Supongo que no se están alejando tanto como para no entender que han de actuar como una piña y sin perder un segundo, y que no fue nada bueno que este problema tan tremendo les pillara estando o pareciendo que estaban cada uno por su lado.
Por el momento la estrategia general no declarada que en Madrid se transparenta con especial nitidez es ayunar ahora para engordar en Navidad. Es decir, frenar cuanto se puede la pandemia en estas semanas y soltar el freno en Navidad. Veremos si es una buena idea o un engañabobos.
Por simple que sea el procedimiento que se arbitre para distribuir la vacuna, ha de ser un Everest organizativo.
Está agrietada la familia socialista por el apoyo de Bildu a los presupuestos. No es el único, pero sí el más sensible de los puntos de fricción que desde hace tiempo enfrenta a importantes barones con Pedro Sánchez y en el que intervienen sin voto pero con mucha voz, las grandes glorias del partido con Felipe González y Alfonso Guerra a la cabeza. Es un secreto muy poco secreto que Pedro Sánchez despierta reticencias severas en sus filas, menos en las bases que en las alturas desde su accidentado ascenso a la cúpula del PSOE. Reticencias que se agravaron con el acuerdo de coalición con Podemos y que ahora alcanza su cenit a cuenta de Bildu.
Aquí está de nuevo el debate sin debate sobre la educación. Es el deja vú más persistente de nuestra democracia. Repasemos: la LOECE, 1980; la LODE, 85; la LOGSE, 90; la LOCE, 2002; la LOE, 2006; la LOMCE, 2013... Cada una de estas leyes nacía siempre para eliminar la sobredosis de ideología de su rival y era acusada siempre de sobredosis de ideología contraria. Nacidas todas ellas para morir y para morir antes de cumplir los 7 años.
Desde hoy hasta la vacuna van a infectarse decenas de miles de personas y van a morir miles
Las elecciones americanas no han permitido debatir con el cuidado que merece un asunto como el de la orden ministerial sobre la desinformación que saltó a la palestra sin previo aviso el pasado jueves y a gran velocidad fue contestada por los periodistas, que reciclamos siempre de cualquier movimiento de esta naturaleza, y por la oposición, que desde el minuto uno y sin necesidad de detalles, afirmó que era un arma represora.
El primer paso del proceso depurativo tiene que darlo el Partido Republicano, hoy pringado de mugre antidemocrática
Si finalizado el recuento de votos en las elecciones de EEUU, los resultados dan la victoria Donald Trump, punto y seguido; se inicia un nuevo capítulo del mismo libro. Habría muchos disgustos, pero a nadie se le ocurriría orquestar maniobras contra el proceso. Ahora bien, si ganara Joe Biden o se tuviera que recurrir a los tribunales, como en el año 2000, los Estados Unidos podrían atravesar un período muy agitado entre la ley y el juego sucio, que burla la ley o la ignora o la traiciona.
La noche americana nos ha traído la metáfora perfecta: hemos mirado mucho los defectos de Trump, pero no el escaso atractivo del Biden.
Ocurre algo extraordinario. Muchos ciudadanos de todo el mundo deseamos fervientemente que llegue a la Presidencia de los Estados Unidos un hombre que no nos produce ni frío ni calor. Es la paradoja de unas elecciones que son, sobre todo, un plebiscito en torno a Donald Trump. Es triste, seguramente injusto, limitar así las expectativas de un político. Pero lo cierto es que el principal servicio que esperamos de Biden es que nos quite de encima a Trump. Un personaje altamente peligroso que, si deja la Casa Blanca, es capaz de hacerlo emponzoñado la vida de su país de la forma más indigna, cuestionando la limpieza del resultado.
Hemos terminado poniendo en marcha medidas de eficacia dudosa, casi siempre tardías, desordenadas en algunos casos, como en Madrid, directamente indescifrables para desconcierto de todos, menos del virus que se las arregla estupendamente.
Se disfraza de disyuntiva lo que es circular. El abanico de posibilidades de actuación es teóricamente amplísimo. Fórmulas diferentes, unidas por un denominador común: todas son malas.
Más vale que Casado lo acepte, reconozca que hoy por hoy no puede oponer alternativa y acabe de una vez con un obstruccionismo que a nada conduce y a nadie beneficia.
Sería de desear que Casado no quiera hacer demostraciones de contundencia opositora resistiéndose a un estado de alarma que dé cobertura legal a un toque de queda gestionado y matizado por cada comunidad autónoma.
Vox da este miércoles un salto gigante en el camino que inició con las caceroladas
Tres consideraciones en torno a la moción de censura que comienza a debatirse el jueves en el Congreso con Abascal como remitente, con Sánchez como destinatario directo y con Casado como destinatario indirecto.
En algún momento tendrá que acabar este enrocamiento disparatado que no se detiene ni ante lo que desacredita a todos y al propio Estado
¿Acabamos de una vez con las bromas? Los problemas se amontonan. No podemos perder ni un minuto más en el gamberrismo político
El Gobierno ha dado un puñetazo en la mesa para forzar esa renovación con una reforma legal que le permita saltarse al PP en el Parlamento, ¿una cacicada?
En el plazo de tres meses, la Plaza de la Armería del Palacio Real ha sido escenario de dos ceremonias fúnebres, la primera el 16 de julio por las víctimas del coronavirus y la segunda ayer por la unidad nacional difunta, a la que los asistentes lloraron con lágrimas de cocodrilo convocado bajo el sardónico lema de Fiesta Nacional. El acto no podía engañar a nadie. La gravedad de los rostros, las lúgubres conversaciones a media voz, la incomodidad general, lo delataban. Todos hubieran preferido estar en otra parte. No es agradable el espectáculo que ofrecen las líneas de relación institucional quebradas o a punto de quebrarse con la jefatura del Estado.
La discrepancia respecto a las medidas a adoptar para frenar la propagación del COVID no es la causa del choque, es la manifestación de un choque planeado
¿Tenía que ser precisamente ayer? Lo sustancial no es que la resolución del juez arruinara la fiesta que en ese momento presentaba el Gobierno sino que ese proyecto quedaba desplazado de la actualidad
La actualidad nos está ofreciendo un menú que no hay organismo que resista platos contundentes, convocación de platos únicos que sin embargo, hemos de tomar juntos y revueltos. El plan de recuperación económica que el Gobierno presenta hoy en Bruselas, atravesando la pandemia y atravesado por la pandemia, se desdibuja o se deforma. Sin embargo, es fundamental. Es determinante para recibir los 140.000 millones de ayuda europea.
Este miércoles conoceremos con más claridad por qué camino se nos propone transitar, las líneas maestras del plan de recuperación económica
En algún momento tendremos que alejarlo de la trifulca partidista para apuntar a la pandemia desde el puro interés ciudadano.
Illa evita el enfrentamiento y Ayuso se camufla en medio del pelotón
La inhabilitación de un presidente de comunidad autónoma es un hecho de enorme relevancia en la actual configuración de nuestro Estado.
Tenemos que apagar y resetearnos mentalmente
Ayer, el ministro de Justicia anunció que antes de una semana el Gobierno iniciará la tramitación de las peticiones de indulto de los líderes del Procés condenados. Por el momento sólo hay dos peticiones. La Consellería de Trabaljo, Bassa, solicitada por Jete, y la de la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, solicitada por los tres expresidentes de la Cámara catalana. Los demás condenados no lo han pedido. Quieren la amnistía. La esperarán en vano. Lo anunciado por el ministro es irreprochable, aunque la oposición pusiera el grito en el cielo. Toda petición de indulto se tiene que tramitar. No sabemos cómo acabará ni cuánto durará el trámite. Seguramente bastante, pero iniciar la tramitación corresponde al ministro de Justicia. Otro tema de la misma línea, el Gobierno tiene previsto modificar el Código Penal en lo que respecta al delito de sedición. Esta modificación puede beneficiar a los condenados y facilitar su salida de prisión, pero es igualmente irreprochable. Su actual texto tiene 144 años y es una extravagancia en Europa. Como hemos comprobado con algunos amargos revolcones, el anuncio del ministro desató las iras de la oposición. "El Gobierno se baja los pantalones", dijeron, "para conseguir el apoyo de los independentistas en el Presupuesto". Es una frase que encierra media verdad, porque sí desea engrasar el camino en los Presupuestos pero no se bajan los pantalones porque actúa dentro de la ley en el marco de sus atribuciones, tanto al tramitar las peticiones de indulto como al promover la reforma del Código Penal. Donde sí ví bajada de pantalones e inaceptable cesión al independentismo fue en la exclusión del rey en el acto de entrega de despachos a los nuevos jueces en Cataluña, acto que siempre había presid
Uno de nuestros principales problemas es la falta de credibilidad de quienes gestionan esta catástrofe
Los profesionales sanitarios no pueden más. Están agotados. Si no se cuenta con ellos, los acuerdos de Sánchez y Ayuso no llegarán muy lejos
Me resulta difícil imaginar que Sánchez y Ayuso puedan poner en común un plan de actuaciones y, sin embargo, es preciso que lo hagan.
Díaz Ayuso es heredera de la derecha sin complejos de Aznar y de la derecha con complejo de superioridad de Esperanza Aguirre.
El Consejo de Ministros va a aprobar hoy la nueva Ley de Memoria Histórica, que sustituye a la aprobada por el Gobierno Zapatero en 2007. No hay que ser adivino para anunciar una escandalera política mayúscula, siguiendo la tradición de rechazar cualquier revisión de nuestro pasado bajo la acusación de que resucita antiguos odios por espíritu de revancha. Esta fue la victoria póstuma de la dictadura. Convencer a grandes capas de la población de que intenta reparar las consecuencias más lacerantes del franquismo era antipatriótico. Que lo patriótico era darlas por buenas y oficializarlas. Por esto arrastramos el vergonzoso lastre de viejas asignaturas pendientes que otros países han sabido superar con buena nota.
La nueva ley es ambiciosa y muy extensa. Alcanza a todos los territorios del olvido con mirada panóptica. No queda ni un lugar sin escrutar su justicia represiva porque ilegitima sus tribunales y sus resoluciones, suprime sus títulos nobiliarios, revoca sus condecoraciones policiales y el mayor seísmo de todos, pretende abrir investigación sobre las incautaciones económicas y los bienes expoliados por razones políticas e ideológicas. Precisamente en la amplitud del objetivo vemos su mayor debilidad porque ofrece un flanco antiquísimo a una catarata de recursos, alegaciones y pleitos. Podría ahogar la ley en un mar de papeleo con un ejército de abogados movilizados en su contra.
La situación de la pandemia debería valernos para no continuar en esa absurda pelea doméstica de desgaste, pero no, desde luego, como coartada para enmascarar errores e inoperancia.
Ayer en el Parlamento, el presidente Pedro Sánchez, dirigiéndose a Pablo Casado, hizo una afirmación que provocó gran alboroto. Podemos, dijo, "cumple con la Constitución; ustedes, no". Parece un exceso, habida cuenta de que el PP se presenta siempre como el gran cancerbero de nuestra Carta Magna, mientras que Podemos no ha ocultado nunca sus desacuerdos con aspectos básicos de la misma.
¿Tenía razón el presidente o se pasaba en apoyo de su socio de Gobierno? Pues a mi juicio tenía mucha razón el presidente y dejaba al descubierto la degradación fundamental del espíritu constitucional, la apropiación indebida de la ley suprema del Estado por parte de un partido, el PP, y la aceptación popular general como verdad indiscutible que solo los grandes PSOE y PP son verdaderamente constitucionalistas.
Uno ve al cabo de una semana tal cantidad de policías y políticos corruptos compinchados en los complots más sofisticados, que en lugar de hacerlos más repugnantes ante nuestros ojos, aparece como parte de los usos y costumbres de las sociedades modernas.
Convendrán conmigo en que esto es muy fuerte. Que España sea el país en el que más se está propagando la pandemia de coronavirus y que estemos aceptando apaciblemente nebulosas explicaciones de sociología elemental sin la menor autocrítica por parte de las autoridades nacionales o autonómicas y sin que se haya movilizado toda nuestra capacidad como estado para escrutar la verdad de nuestras estructuras sanitarias.
El coronavirus está demostrando que abundan los duros de mollera y el mensaje de la sociedad que no está siendo atendido es otro: les decimos que acaben con el despropósitos de hostilidades.
En la política hay poca dirección y demasiadas batutas; en la sociedad, muchísima inconsciencia suelta
El martes escuchábamos en este programa un testimonio impactante, pero, más aún que impactante, importante. Un representante de los sanitarios a los que hemos aplaudido con emoción desde los balcones, a los que se les ha concedido el Premio Princesa de Asturias, a los que hemos elogiado todos sin excepción, explicaba con gran realismo los terribles momentos que han vivido, la situación en la que se encuentran, físicamente exhaustos y con carencias materiales operativas muy serias que nos hacen vulnerables ante un eventual segundo ataque del coronavirus o ante cualquier otra gran emergencia.
Sus palabras impresionaban porque hablaba con el corazón pero también con las tripas, orgulloso de su trabajo pero rabioso por lo que se teme, que el agradecimiento ciudadano no quede en nada, no se traduzca en hechos. Tratar su testimonio como impactante sería someterlo a las reglas del canibalismo informativo vigente, ese que dice que las noticias son de usar y tirar, caducidad en veinticu
Boris Johnson anuncia un new deal modelo Roosevelt para salir de la crisis en el Reino Unido. Hasta los conservadores británicos se han convertido al keynesianismo; gasto público a tope. Angela Merkel anuncia el green deal para relanzar la economía europea hacia el futuro. Hasta los democristianos alemanes se han convertido al ecologismo. El keynesianismo a corto plazo y el ecologismo a medio y largo van a ser los raíles por los que circulen muchas políticas fundamentales de ahora en adelante. Será interesante ver cómo se acomodan los partidos, quién se adapta, quién se disfraza y qué contorsiones nos ofrecen para encajar en las exigencias de la realidad fingiendo que siguen fieles a sus recetas de toda la vida y qué efectos terminan teniendo (si termina teniendo alguno) sobre los postulados tradicionales de los partidos clásicos.
El desafío para el Gobierno es conseguir estabilidad presupuestaria sin perder el rasgo social que define su coalición. Para la oposición, su desafío estratégico pasa por entender lo que se resiste a entender: que el Gobierno se queda
¿A dónde mirar? Los rebrotes del coronavirus, los ERTE, la zapatiesta política, las colas del hambre, el crecimiento del TiKToK, el nuevo boom social... todo nos aparece junto, revuelto e interactuando. Es imposible no sentir una cierta nostalgia de los tiempos en los que la actualidad se nos mostraba en ámbitos separados y abarcables. Ahora todo se nos desordena y nos inquieta.
Tememos a los rebrotes; la inconsciencia de una minoría (pero que son muchos) extiende el riesgo y aumenta nuestra inseguridad, justo cuando empezamos a movernos y nos disponemos a abrir las puertas al turismo.
Tememos a la crisis; la pelea por la prolongación de una medida de emergencia como los ERTE demuestra que nadie ve cerca el fin de dicha emergencia.
Nos desalienta la desunión; la zapatiesta política es solo el aperitivo de la que se avecina. Con el Gobierno más que amarrado a la llamada geometría variable, a la llamada arquitectura imposible; con Ciudadanos y ERC en primera línea de incompatibilidad, agudizada por la posibilidad de las elecciones c
Cada día está más claro lo que hay que hacer, y cada día está más claro lo que no hay que hacer. Lo primero que hay que hacer es minimizar los estragos en este capítulo. Hasta los mayores enemigos del Gobierno tendrán que aceptar la rapidez con que éste se movilizó en ayuda de los más desfavorecidos, lo que evitó una catástrofe en el embate inicial del tsunami.
Como afrontemos el otoño con la desunión presente, vamos a vivir conflictos muy serios y a enfrentarnos con un horizonte muy sombrío, y eso no puede desearlo nadie... O sí puede desearlo a alguien.
La crispación no es sólo la exaltación de gente con sangre caliente la educación sino que hay un negocio de la crispación; un negocio político calculado con frialdad, impermeable por tanto a las exhortaciones bienintencionadas y a las llamadas al orden; diferente también al peligroso efecto contagio en la sociedad.
Sin embargo, este es un negocio al que si el CIS tiene razón, les está pasando lo que a todos los negocios en estos momentos, que está en crisis. El barómetro electoral hecho público el miércoles por el CIS dice que en el último mes no se observan variaciones significativas en intenciones de voto. La bronca y el filibusterismo no están rendando.
Ya han empezado a ponerse en marcha todas las geometrías variables, las contorsiones y los equilibrios. El Gobierno, con el recién estrenado apoyo de Ciudadanos, mueve el suelo en el que asentó sus pactos de investidura, aunque quiere seguir contando con todos los que lo suscribieron. La oposición se reafirma en sus alianzas tripartitas aunque el giro de Arrimadas lo haya descolocado y, además, lanza guiños a los socialdemócratas desencantados. Todos son llevadas a la convergencia, los acuerdos y las alianzas.
Los presidentes de Inditex, de Mercadona, del Santander o el BBVA, de Endesa, Iberdrola o Repsol... de la mano de la CEOE, plantearán cómo puede España superar la crisis.
Los que tuvimos la oportunidad de ver desde bastante cerca la tarea desarrollada por el rey Juan Carlos, tanto dentro como fuera de España durante los años de la Transición, daremos siempre testimonio de la importancia de su papel. Dentro, como pilar que sostenía las distintas cargas del edificio en construcción; y fuera, como el mejor embajador imaginable. Lo digo porque lo vi en medio mundo.Gracias a sus buenos oficios todos los países saludaban a la nueva democracia española como una realidad cuajada cuando aún distaba mucho de serlo, y ese reconocimiento internacional ayudaba a su vez a la sociedad española a confiar en que la democracia iba en serio.
Así nos hicimos Juancarlistas sin ser monárquicos. Fue una conversión casi generacional, y cometimos un error decisivo. "El rey no tenía corte", decíamos como elogio; y era verdad, pero tenía algo mucho más peligroso: libertad para campar a sus anchas sin norma, sin Estatuto, sin reglamento o algo parecido que precisara ese brumoso que hacer de arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones, y lo que es más grave, sin escrutinio político alg
A medida que van bajando las aguas de la gran pandemia reaparecen los asuntos aplazados. Uno de ellos, el de las presuntas irregularidades del rey emérito, que después de muchas idas y venidas, muchas vueltas y revueltas, se acerca al final de la escapada. Un asunto con gran capacidad desestabilizadora. En primer lugar, naturalmente, por la propia enjundia de los hechos objeto de investigación, de los que se venía ocupando la Fiscalía Anticorrupción y que a partir de ahora corresponderá a la Fiscalía del Supremo.
Vaya por delante la presunción de inocencia, como es natural, pero se indica que se ven indicios de delito en las comisiones abonadas en la segunda fase del AVE a La Meca, hechos posteriores
Por fin los viejos aparecen en la pista central del coronavirus. A pesar de que constituyen la aplastante mayoría de las víctimas y a pesar de que las residencias son, de larguísimo, el epicentro del drama nacional, las miles de muertes de ancianos solos y abandonados en todos los rincones de España han sido consignadas sin especial interés en profundizar en el asunto. No han tenido ni jueza Medel ni coronel De los Cobos merodeando por su tragedia, ni políticos justicieros saliendo en su defensa, Cayetanas airadas, ni flamear de banderas ni caceroladas. Y por razones bien deprimentes, porque los viejos importan poco nada, y porque el problema de las residencias, como responsabilizaba a todas las comunidades autónomas, es decir, a todos los partidos, no valía como arma contra el Gobierno. Ha sido necesario un escándalo mayúsculo como el de la Comunidad de Madrid y esa orden, que no borrador, de no trasladar ancianos de la residencia de hospitales y la insistencia de algunos medios, de forma muy destacada Infolibre, para que los ancianos aparezcan como protagonistas.
Y ahora hace falta que, en efecto, lo sean, que el escándalo político se esclarezca, claro, pero que la noticia no nos intereses sólo por el ruidoso choque de los dos socios en el Gobierno de la Comunidad, Ciudadanos y PP, y el morbo de ver si rompen, por cierto, esperanza absurda. Por muy lejos que lleguen en sus disputas, e
Perdonen que no me detenga en el debate de ayer. Casado y Abascal han optado por la discordia y la guerra sin cuartel, como siameses y sin disimulo. Solo espero que los ciudadanos estén tomando nota. Me resisto a prestar atención a su juego de patriotas antipatriotas mientras quedan orillados los debates fundamentales en los que nos estamos jugando el futuro. Vuelvo a la carga sobre eso, porque no puedo entender que estemos dejando pasar lastimosamente el tiempo para reflexionar sobre lo que nos espera cuando la crisis nos muestre su verdadero rostro, cuando veamos la cara al problema, cuando muchas empresas naufraguen y muchos ERTE se conviertan en ERE.
El Gobierno está haciendo un trabajo excelente en la protección de los más desfavorecidos, ni sus mayores enemigos pueden regatearle el este mérito, pero no podemos ni soñar con un presupuesto bien apuntalado para la reconstrucción, ni un consenso mínimo para abordar una modernización que es insoslayable. La crisis ha desnudado nuestras fragilidades y si no aprovechamos la oportunidad que la crisis nos brinda vamos a dejar escapar un tren importantísimo.
Debates fundamentales decisivos para marcar nuestros próximos cinco diez años; anteayer mismo los resumían brillantemente los tertulianos de Hoy por hoy, la re
El coronel Pérez de los Cobos no podía en modo alguno filtrar, ni a la dirección de la Guardia Civil ni al ministro de Interior ni a nadie, el contenido de la investigación sobre la concentración del 8 de marzo elaborado requerimiento de la juez Carmen Rodríguez Medel. Si la dirección de la Guardia Civil o el ministro le hubieran presionado para que lo hiciera estaría cometiendo una irregularidad muy grave, seguramente delictiva, pero ¿debía el coronel De los Cobos ir poniendo al día a la dirección de la Guardia Civil y a las autoridades el Ministerio sobre la marcha de los trabajos, aún reservándose el contenido o tampoco? Porque este es el estrechísimo pasillo de sutilezas florentinas en el que nos encontramos tras la nota reservada revelada ayer por El Confidencial, en la cual se explica el verdadero motivo del cese del coronel de la Gu
El servicio secreto escondió a Donald Trump en el búnker de la Casa Blanca por las protestas por la muerte de George Floyd, Trump es un peligro para su país y para el mundo. A Vox le gusta
A Pablo Casado ¿prefiere que España supere la crisis aunque sea con un gobierno de Sánchez o prefiere que España se atasque con un gobierno de Sánchez? A Pablo Iglesias, ¿quiere que esta comisión de reconstrucción cuaje o que no cuaje para mantener el rumbo ideológico?
Hemos comenzado los diez días de luto nacional de la peor manera posible. Con una sesión parlamentaria borrascosísima en la que se han manoseado malamente las instituciones y han volado los insultos. Cayetana Álvarez de Toledo ha saltado la última valla de lo admisible en democracia y en sociedad.
Se consuma así un lustro en el que nuestra política ha alcanzado su punto máximo de incompetencia, con el país como rehén y la vida colectiva semibloqueada, atrapada en la telaraña de unos políticos incapaces de sacudirse su obsesiva pelea, con la llamada nueva política envejecida en tiempo récord y la vida ciudadana cada vez más lejos
Hay que reconstruir como sea la confianza, y llamar a la responsabilidad de los liderazgos políticos, sociales y de todo tipo, y necesitamos referentes consistentes, solventes y estimulantes; todo el mundo los anda buscando.
el viraje nocturno de última hora, lo de la reforma laboral, que me parece lamentable. Descoloca a empresarios, descoloca a sindicatos, descoloca a su propio Gobierno, descoloca a su partido y descoloca a sus seguidores. Aumenta la incertidumbre y hace un daño tremendo a su propia imagen. Buscar apoyos es necesario; buscar apoyos a cualquier precio, en cualquier parte y de cualquier manera no es hacer política. Hacer política es optar, y esta operación nocturna ha sido una verdadera desdicha. Ha oscurecido la sesión del miércoles y ha desplazado cualquier otro tema de la actualidad, incluso el de las críticas que merece la oposición que se dedica directamente al tremendismo. Y además hay riesgo de que esto vaya a la calle, está llegando ya a la calle en una polarización verdaderamente inquietante. ´
La sesión de ayer fue irritante, preocupante, y el viraje de última hora es lamentable y hace un daño tremendo a la credibilidad del Gobierno.
Así como la ropa se desgasta a base de lavado, el estado de alarma va cambiando de piel en cada prórroga. A esta quinta que hoy se debate y vota en el Congreso, el nombre ya le viene grande. Estado de alarma, como mando único, son conceptos que se escriben con mayúsculas definen una gran concentración de poder, pero el texto del Gobierno que hoy se proponer la Cámara está muy alejado de eso. Para empezar, ha reducido la duración que deseaba, además la toma de decisiones las comunidades autónomas hasta el punto de contemplar desconexiones a la carta si así lo estiman los gobiernos autónomos.
El Gobierno central se limita a conservar la herramienta jurídica para poder coordinar la evolución de la pandemia en un estado en el cual las competencias sanitarias están transferidas. El estado de alarma se convierte de facto en una especie de estado de supervisión, lo que algunos creen que debió ser desde el principio. El hecho cierto es que ya tiene muy poco sentido que esta prórroga se apoye o se rechace con las razones manejadas hasta el momento. El voto de cada grupo parlamentario tendrá muy poco que ver con este nuevo p
Alemania y Francia, las locomotoras históricas de Europa, dieron el lunes un importantísimo paso al frente. Angela Merkel y Emmanuel Macron presentaron por videoconferencia de prensa conjunta su acuerdo para la recuperación de la Unión Europea que pueda conciliar las diferencias que hasta el momento están enfrentando los países del norte con los del sur. La iniciativa franco alemana pretende acercar las posiciones más alejadas; por un lado, Holanda; por el otro, Italia y España y permitir que la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, pueda presentar el 27 de este mes un plan de relanzamiento europeo que sea válido para todos. Su acuerdo prevé una ayuda de 500.000 millones de euros destinada a los países, regiones y sectores más afectados por la crisis del coronavirus.
Cuando en el cambio de fase una precaución sanitaria se considera un castigo político es que algo muy profundo se ha roto. Y cuando es el primer partido de la oposición el que alimenta irresponsablemente esa sospecha, el estrago social es muy grande. Nada refuerza más a Sánchez que imaginar en la Moncloa al PP de Pablo Casado, Cayetana Álvarez de Toledo e Isabel Díaz Ayuso, es decir, al PP más pequeñito. Hay otro PP posible, ya lo sabemos: la crítica civilizada del alcalde de Madrid, Martínez Almeida, o la de Ana Pastor, o la de Alberto Núñez Feijóo lo demuestra, pero el presidente popular ha preferido ir a las cruzadas con Abascal.
El Gobierno ha dado mucho material para la crítica; entre que la situación no tiene precedentes y obliga por tanto a una inevitable improvisación en la toma de centenares de decisiones, con titubeos y rectificaciones, ha añadido fallos específicos, propios; su opacidad, su equivocada interpretación de lo que significa el mando único... Esperemos que ahora proponga otro modelo de estado de alarma, pero, entre unas cosas y otras, la oposición ha dispuesto de una amplia diana para disparar sus dardos, pero lo está haciendo de la peor manera posible: con el puro tacticismo de Casado, con la frialdad heladora de la espectral Cayetana Álvarez de Toledo, siempre encerrada en su minúsculo gran mundo y con la la inaudita ligereza Díaz Ayuso, que se atreve a erigirse en cancerbera crítica del Gobierno cuando ella, en hechos y en dichos, es una antología del disparate.
Ayer se filtró la intención del Gobierno de fijar un impuesto especial a las grandes fortunas, un gravamen a patrimonios superiores a un millón de euros. No sé si es algo decidido o es un globo sonda. No entro a juzgar si es una buena o una mala idea, porque lo que quería destacar es que la reacción de protesta de los sectores más afectados, protesta perfectamente normal, venía acompañada de argumentaciones ideológicas que ahora mismo no están vigentes.
Lo mismo cabe decir de los que andan frunciendo el ceño neoliberal ante el ingreso mínimo vital que está previsto que apruebe el Consejo de Ministros el próximo martes. Y cuando digo que estas argumentaciones no tienen valor, es porque la emergencia ha puesto patas arriba todos los axiomas. Anteayer, como ya había anunciado Bruselas, autorizó a los estados europeos a entrar en el capital de las empresas grandes o pequeñas cotizadas o sin cotizar que se consideren estratégicas, esenciales, e
Ya sé que decir Europa, Tribunal de Justicia de Luxemburgo, Tribunal Constitucional alemán, es una forma de evitar al personal pero no tengo más remedio que arriesgarme porque nuestra recuperación económica, y puede que el futuro mismo de la Unión, va a depender en grandísima medida de cómo acabe la actual pelea entre gigantes institucionales, y hemos de tomárnosla muy en serio. Esta pelea en líneas generales es así; el 18 de marzo el Banco Central Europeo anuncia un ambicioso plan de ayuda por valor de 750.000 millones de euros para comprar activos públicos y privados. Su directora, Christine Lagarde, mantiene el criterio de su predecesor, Mario Draghi, aquel famoso "haremos lo que haga falta". Y el Tribunal Superior de Justicia europea con sede en Luxemburgo avala, valida este programa. Pero el día 5 de mayo, hoy hace una semana, el Constitucional alemán hace pública una sentencia en la que, por un lado rechaza la decisión del Banco Central (dice que está tomado atribuciones desproporcionadas) y por otro se opone a la validación del Tribunal Superior de Justicia de la Unión.
Bueno, pues menos de veinticuatro horas después, éste, el Tribunal Superior de Justicia de la Unión, responde con contundencia: "Somos los únicos competentes para juzgar si un acto de una institución europea es contrario al derecho europeo". Y ayer, para remachar el clavo, la presidenta de la Comisión, la presidenta europea (para entendernos) advierte de que puede abrir un expediente sancionador a Alemania.
Confiemos que después de su patinazo estratégico en la prórroga del estado de alarma, el líder popular haya decidido aparcar su feroz crítica hasta mejor ocasión para no ser visto definitivamente como filibustero de guardia y obstruccionista de todo sin aportar nada.
La votación de la prórroga del estado de alarma ha movido el suelo parlamentario, pero no sabemos si provisionalmente o no. Arañar esa prórroga le ha costado al Gobierno sudores de parto y ha puesto al desnudo la precariedad de su situación. Una mayoría en el límite que nos ha lanzado a todos a cavilar en muchas direcciones y a sumar votos con los que aprobar unos presupuestos, pero olvidando un pequeño detalle: antes de votarlos hay que elaborarlos, y aquí es donde nos vamos a topar con la verdadera magnitud del problema. Los legítimos intereses encontrados de siempre pero esta vez dramatizados hasta la exasperación, con todos los sectores en apuros graves tirando de las ubres de unas cuentas exhaustas.
Aunque a arañazos lograsen aprobarse estos presupuestos ¿cree alguien que un país convulso, con la piel económica en carne viva, con miles de empresarios arruinados y millones de trabajadores parados, puede abordar esta etapa histórica sin un cambio de mentalidad? ¿Cree alguien que puede ser suficiente una mayoría escuálida, con la oposición agitando el nerviosismo social? Algunos fantasean con una nueva mayoría PSOE-PP, pero mejor será que lo olviden. Hoy por hoy solo sería posible sin Sánchez y sin Casado, y no sin antes organizar un cataclismo en sus partidos, en los demás partidos y en la sociedad que rompería más de lo que arreglaría con una agitación que es lo único que nos faltaba.
Si impera el buen juicio, la sesión de hoy en el Congreso debe traernos una doble noticia: la prórroga del estado de alarma y la corrección de los errores en las políticas de toma de decisiones. Lo primero es evidente; tal vez hubieran podido arbitrarse mecanismos distintos al principio de la crisis, pero frenar en seco ahora el estado de alarma y cambiar el reglamento en mitad del partido no sé si sería el caos pero se le parecería mucho. Y a estas alturas del proceso, sería una temeridad sanitaria dejar campo libre al virus sin un esquema estricto de movilidad ciudadana.
